miércoles, 27 de febrero de 2013

¿QUÉ PASA CUANDO QUEDAMOS ENGANCHADOS A ALGUIEN?


El tema está en mi apego, en mi manera de relacionarme con mis deseos.  El problema es no saber entrar y salir de las situaciones.  No poder aceptar la conexión y la desconexión  con las cosas. No haber aprendido que el obtener y el perder son parte de la dinámica normal de la vida considerada feliz.

Jorge Bucay explica esto con la siguiente metáfora : Me gusta viajar en el auto más caro que hay de aquí a cinco cuadras, ¿pero debería sufrir si  ese auto no está disponible para mí?  Yo digo que  si el auto  está  sería maravilloso  disfrutar  de un paseo en ese auto, pero si no está ese auto, quizás haya otro  auto y  si  no quizás pueda caminar, y si llueve, quizás  pueda  conseguir  un  paraguas, y si  no, quizás  pueda  renunciar  a  ir... Y si me apurás mucho y renuncio a ciertos hábitos, quizás, gracias a que el auto no está disponible, quizás pueda disfrutar de caminar bajo la lluvia. Si yo puedo ser feliz en cualquiera  de  estos  casos,  si yo puedo  tener grados  de alegría en cada una de estas situaciones, entonces no hay ningún sufrimiento que me espere. Pero si yo fijo gran parte de mis ilusiones en que este auto me lleve... "Ahhh...qué gran defraudación" "Ohhh...qué terrible pérdida" .

Para evitar esto, es importante que desarrollemos la habilidad de desear sin quedar pegados a nuestros deseos, querer sin agarrarnos como se agarra un alpinista a la soga que cree que le va a salvar la vida, en pocas palabras “aprender a soltar”. Seamos  capaces  de  renunciar a aquello que sabemos que nos ocasiona sufrimiento.

A ponerlo en práctica.


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