El respeto y la responsabilidad son los dos conceptos básicos,
dos palabras que pueden definirse de diferentes maneras y según se definan
establecen dos formas de actuar y comportarse diferentes, ambos guían parte de
nuestras conductas y la valoración moral que realizamos de las conductas
propias y de los demás.
El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad. Implica miramiento, consideración y deferencia.
El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad. Implica miramiento, consideración y deferencia.
Y ¿cómo podemos fortalecer el respeto?
Miremos con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino detengámonos unos segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y deseémosle un buen día, o simplemente démosle las gracias con sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.
Nadie hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que otros pueden estar viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de pensar y sentir como lo está haciendo la otra persona; es decir, desde su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás, implica volvernos más compasivos.
Que alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo condena como persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra actitud o comportamiento. Por lo tanto, no rechaces, discrimines o maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten más paciencia y comprensión.
Sólo somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones y condiciones más o menos difíciles para superar, resolver y de las cuales aprender, en eso radica todo. Acepta a los demás con sus defectos y cualidades sin juzgarlos con ligereza.
Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.
Miremos con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino detengámonos unos segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y deseémosle un buen día, o simplemente démosle las gracias con sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.
Nadie hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que otros pueden estar viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de pensar y sentir como lo está haciendo la otra persona; es decir, desde su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás, implica volvernos más compasivos.
Que alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo condena como persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra actitud o comportamiento. Por lo tanto, no rechaces, discrimines o maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten más paciencia y comprensión.
Sólo somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones y condiciones más o menos difíciles para superar, resolver y de las cuales aprender, en eso radica todo. Acepta a los demás con sus defectos y cualidades sin juzgarlos con ligereza.
Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.