Según la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, para considerar a un paciente como hipocondríaco, éste debe estar convencido de padecer como máximo dos enfermedades graves y debe conocer, al menos, el nombre y sintomatología de una de ellas.
Aunque la
sintomatología más típica de este tipo de trastorno sea la sugestiva,
acompañada generalmente de una alteración negativa del estado de ánimo, no hay
que descartar que una persona hipocondríaca esté realmente enferma.
El perfil del paciente suele ser el de una persona depresiva e insegura de sí misma, que utiliza la excusa de estar enfermo, para llamar la atención de los demás. Este problema mental se intensifica cuando la vida de la persona gira en torno a esos males que cree padecer.
Las causas de la hipocondría son muchas y en ocasiones no se puede hacer referencia a una sola sino que estas se conjugan entre sí. Entre las causas más comunes se hallan:
- Una educación basada en el miedo o en la protección excesiva. Usualmente, al profundizar en la historia de vida de las personas hipocondríacas, se descubre que desde pequeños tuvieron una educación hiperprotectora o un familiar cercano que manifestaba una preocupación excesiva por su salud.
- Experiencias traumáticas relacionadas con la enfermedad o la muerte. Ya sea porque la persona haya sufrido alguna enfermedad grave o porque las haya vivido de manera particularmente intensa a través de un familiar.
- Interpretación incorrecta de síntomas. En muchas ocasiones la hipocondría se desata a partir de síntomas que son mal interpretados. Esta persona posee cierta información médica y se asusta ante cualquier tipo de señal. Por ejemplo, puede confundir una contractura muscular en el brazo izquierdo con la presencia de un infarto o el dolor de cabeza sostenido con una hemorragia cerebral.
- Ser particularmente sugestionable y haber recibido información alarmante sobre determinadas enfermedades. Vale aclarar que es importante estar informados sobre los síntomas iniciales de las patologías ya que así podremos diagnosticarlas a tiempo pero las personas particularmente sugestionables pueden desarrollar una actitud hipervigilante que conduce a la hipocondría.
Normalmente
es muy difícil tratar la hipocondría ya que estas personas no desean reconocer
que la causa de su mal es de origen psíquico. Así, se niegan a someterse a un
tratamiento psicológico. En
esencia, el tratamiento de la hipocondría se basa en la combinación de los
fármacos antidepresivos con la psicoterapia cognitivo conductual. De hecho,
suele ser muy común que psiquiatra y psicólogo trabajen en equipo para afrontar
este tipo de casos. Los medicamentos reducen el desánimo pero no son
suficientes para eliminar las ideas de enfermedad pero a la misma vez, sin
ellos, es difícil poder realizar un tratamiento psicológico.
La
psicoterapia en sí se dirige a paliar la angustia y el miedo que sienten estas
personas enseñándoles cómo enfrentar su problema. Un punto vital radica en
aprender a diferenciar los síntomas reales de los ficticios.
Acerca de esto, el Dr. José Antonio García Higuera señala que el tratamiento básico consiste en perder el miedo a estar enfermo,cuando se está
sintiendo la sensación que se teme. Pues a veces es el propio pensamiento de estar enfermo que genera un
miedo y una angustia muy grande, lo cual genera la sensación que se teme y se
interpreta como enfermedad. Esa angustia es una sensación desagradable e
inexplicable que genera más miedo. De esta forma, la propia ansiedad asociada
al pensamiento de estar enfermo se convierte en un disparador de los miedos a
la enfermedad. Se establece así un círculo vicioso en el que el miedo a la
enfermedad causa unas sensaciones que son a su vez interpretadas como
enfermedad. Otras veces, al intentar eliminar la sensación temida se potencia.
Los invitamos a visitar nuestro Fan Page